
Recuerdo que los hacían unas monjitas de Santa Ana. Es un trabajo muy minucioso por su pequeño tamaño.
En todas las camas de nuestra casa había uno colgado.
Nos decía que nos protegían y nos ayudaban a conciliar el sueño.
Ahora ya no se ven y mucha gente joven ni los conoce.
Tenía ganas de compartirlos con vosotras.
¿Los recordáis?